“Dios envió a su Hijo al mundo para que el mundo se salve por él”

 Oración:

Señor, vengo a encontrarme contigo. Necesito tu luz y tu verdad para poder vivir mis compromisos de vida espiritual y de trabajo, desde la perspectiva del amor. Quiero reconocerte en todo y en todos, como una expresión de mi entrega, por amor, a tu voluntad. Amén.

 

Texto Bíblico: Juan 3, 14-21.

Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios».

 

Preguntas para reflexionar personalmente o en grupo:

  • ¿Cuál es la frase de este evangelio que más te gustó?
  • ¿Qué relación hay entre la serpiente de bronce construida por Moisés y nuestro Señor Jesucristo?
  • ¿Con qué fin envió Dios a su Hijo al mundo?

Según este evangelio, ¿quién es juzgado? ¿por qué razón es juzgado?

 

Reflexión

El diálogo de hoy presupone el texto de Nm 21, 9: “Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte”. Fue una medida salvadora. “Cuando una serpiente mordía a uno, éste miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado”. El correlativo de la serpiente de bronce en el estandarte es Jesús en la cruz; el correlativo de mirar es creer. Jesús tiene que ser levantado en alto. ¡Honda y misteriosa necesidad! Para que al levantar la vista hacia esa altura quedemos salvados. El autor habla en perspectiva de presente. VIDA ETERNA no significa lo que nosotros solemos llamar vida después de la muerte. En la expresión de Juan, eterno no se contrapone a temporal. Vida eterna es sinónimo de calidad de vida; eterno designa plenitud, totalidad. Vida eterna es la vida propia de una existencia feliz, de un tiempo y un mundo nuevo. Jesús levantado en alto hace posible este tipo de existencia para todo el que levanta sus ojos hacia él, para todo el que cree en él. El designio del Padre, continúa Juan, su voluntad es que tengamos una existencia así. Parece un sueño.

Sólo con pensarlo, un indescriptible relajamiento se apodera de uno. Jesús levantado en alto acaba con toda situación y sensación de existencia echada a perder. Existencia echada a perder es lo contrario de vida eterna.

No debemos perder de vista el punto de partida: mirar a la serpiente levantada en alto suponía la curación. Lo contrario es igualmente válido: dejar de mirar a la serpiente suponía no curarse. Es decir, excluirse uno a sí mismo de ser curado. Esto es exactamente lo que dice Juan cuando escribe que los hombres han preferido la tiniebla a la luz. Lo cual significa que el hombre es el único responsable de su destino y que Dios no es ni su contrincante ni su juez. Dios es sencillamente un padre, cuyo hijo único ha sido levantado en lo alto de una cruz. Pero para fortuna nuestra, al mirar a este hijo quedamos salvados. (Reflexión de A. Benito).

 

Reflexión personal

Si Jesús me llena de su vida, ¿qué estoy haciendo para que esto se haga realidad?

 

¿Qué compromisos puedo hacer?

  • A través del santo Viacrucis, contempla a Jesús ofreciéndose en la cruz por ti.
  • Sigue cumpliendo tus propósitos de cuaresma, para que tu preparación espiritual, de cara al misterio pascual, sea óptima.

 

Oración final:

Dios nuestro, que reconcilias maravillosamente al género humano por tu Palabra hecha carne; te pedimos que el pueblo cristiano se disponga a celebrar las próximas fiestas pascuales con una fe viva y una entrega generosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.